Seguidores

lunes, 18 de febrero de 2019

Viejuno


Me duele la espalda, el maldito lumbago, y he recordado el consejo que me dió hace unos años un tipo que me visitaba casi a diario. Me dijo: "Haz como yo, antes de ir a trabajar tengo que pasar por la frutería a recoger un saquito de lentejas que me han preparado. Luego en casa lo meto en el microondas y me lo pongo en la espalda, que me duele. Es mano de santo". Nunca le hice caso. También me he acordado de las palabras del médico al que acudí desesperado ante un dolor muy molesto en el huevo izquierdo: "El día que te levantes y no te duela nada es que te has muerto". Era psicológico, me dijo. Lo del huevo. La maldita edad. Lo contaba hace un año: "Creo que me está creciendo la nariz. Lo digo en serio, cada vez es más prominente, y con una especie de peca en la punta que tiene pinta de que en cualquier momento va a tener vida propia. Por no hablar de los pelos en las orejas, pocos pero salvajes, pidiendo a gritos un mayor protagonismo. Si no fuera por esos pequeños detalles, además del maldito dolor de espalda, y que del ojo derecho veo menos que un gato de porcelana, ni me daría cuenta de que me estoy convirtiendo en un hombre mayor. La cabeza la tengo fenomenal. Todo el mundo me lo dice, mientras me miran ensimismados como me crece la nariz: "qué bien estás de la cabeza". Y al final, es lo que importa. La cabeza y tener la conciencia tranquila. ¿Verdad?".

"El que no es bello a los veinte, ni fuerte a los treinta, ni rico a los cuarenta, ni sabio a los cincuenta, nunca será ni bello, ni fuerte, ni rico, ni sabio". George Herbert

1 comentario:

  1. En los váteres del Social me he encontrado un ojo tirado por el suelo. ¿Será tuyo?

    ResponderEliminar