Vuelta al cole. Días complicados, siempre alerta ante los desaprensivos que han vuelto de las vacaciones y quieren que lo sepas. Lo mejor es caminar mirando al suelo. Controlando para no tropezarse, no vaya a ser que el remedio sea peor que la enfermedad. Mis vacaciones han transcurrido con normalidad, sin sobresaltos. Durante mi estancia en Mallorca conocí a una persona de quien solo tenía una referencia: "X es tonto, muy tonto". Esperaba encontrarme a alguien con los mocos colgando o con la boca abierta y la lengua fuera. Y no, resulta que X es un tipo bonachón y educado, y un poco simple, para que negarlo. Después de darle vueltas al asunto he llegado a la conclusión de que lo que irrita de X es que es un tipo feliz. El muy tonto...
Ayer volví al gimnasio. Mi médico insiste en que tengo que hacer ejercicio y por intentarlo que no quede. Nada más pasar el torno de acceso oigo como un chaval bien parecido, un musculitos con camiseta fosforita ajustada le dice a otra persona humana del mismo estilo: "ahora estoy leyendo "Ética" de Spinoza". ¡Cágate lorito! Lo primero que pensé es que me iban a echar del gimnasio por inculto y no por vago. Estuve descentrado la media hora que aguanté subido en una cinta de esas que se mueven. A ver cómo les explico yo que estoy leyendo una novela de Pizzolatto, el de "True detective". Me van a echar.
Sábado al mediodía. Escaleras mecánicas del metro en Abando. Por delante, tres chavalas de unos 16 años, rubias y altas, vestidas iguales, con unos shorts vaqueros minúsculos. Durante el corto trayecto, que a ellas y a mi se nos hizo eterno, intentaban que el pantalón, que apenas les tapaba los mofletes, se alargara a base de tirones para abajo. Acto que acompañaban con miraditas furtivas hacia mi persona, presencia que las incomodaba. Me hicieron sentir poco menos que un asqueroso viejo verde, como si yo fuera el culpable de que sus pantalones no tuvieran más tela.
"Si pudieras patear en el trasero al responsable de casi todos tus problemas, no podrías sentarte durante un mes". Theodore Roosevelt
Y dale con contar lo que todos ya sabíamos desde hace años.
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