Nombres

Ayer estuve dando una vuelta con Desmon y tenía el día dicharachero. Yo llevaba una revista y en ella aparecía una crítica del último disco de Pink Martini y Desmon lo vió. A partir de ahí no calló, qué vaya nombre, que si mira tú lo importantes que son los nombres, que por eso él se puso Desmon y se quito el Josemi. “¿Tú crees que llamándome José Miguel hubiera llegado a director? Imposible”, me dijo. Acabamos en el Fnac comprando el disco de Pink Martini, sin saber ninguno de los dos ni que música hace ni si es hombre o mujer. Pero Desmon estaba feliz y es lo importante. La cosa no acabó ahí. “¿Tú como te llamas? ¿Sammy Davis Junior? Tú cantante y actor, con ese nombre no puedes ser otra cosa”, se decía a si mismo. Y algo de razón tiene. No me imagino en la mina a alguien que se llame Dean Martín o Nick Cave. Yo aproveché la visita al Fnac y compré un libro de bolsillo, por que el que ahora estoy leyendo, “Villa Triste”, de Patrick Modiano, no me entra en la chaqueta. Lo he dejado para leer en casa y para el metro, tren, cine y demás esperas, compré uno titulado “El amor dura tres años”, de Frédéric Beigbeder. Me llamó la atención el título, pero también la portada, con una foto muy popera. Además tiene capítulos titulados “El ser más triste que jamás he conocido” o “Lluvia sobre Copacabana” , lo que me hizo pensar que me lo iba a pasar muy bien con su lectura. Ya os contaré.

Un libro: “El amor dura tres años”, de Frédéric Beigbeder
Una película: “La cuadrilla de los once”, Lewis Milestone
Una canción: “Je ne veux pas travailler”, de Pink Martini