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El ciberespacio se está conviertiendo en una tierra hostil para los que defendemos la verdad, la justicia y la solidaridad. Lo estoy viviendo en mis propias carnes. Desde diversos foros de internet están poniendo en entredicho mi trayectoria. Me refiero en concreto a dos libelos de nombre ridículo y contenido casposo: El Crítico Larrauri y Viajes Morrocotudos. En el primero, me acusan gratuitamente de diversas acciones reprobables, llegando a publicar una foto de mi juventud en la que recuerdo, según el autor, "a un joven Antonio Basagoiti". ¿Se puede ser más hiriente? En el otro panfleto, el conocido como Viajes Morrocotudos, aparece un dibujo ridiculizándome por un sucedido en la alfombra roja de la Mostra de Venecia. El Aventurero, con su falta de gracejo habitual, asegura que el director del Festival, mi gran amigo Marco Müller, me caló enseguida que era un impostor y se negó a ofrecerme champán en una pequeña fiesta que celebró en su despacho, tras el pase de "Balada triste de trompeta". Y no contento con ello, difama también al Gran Dakari. La realidad es bien otra...algún día os la contaré. Para demostrar que mi prestigio sigue intacto, publico una imágen que vale más que mil palabras. Iba yo el otro día paseando por Uribitarte y, al llegar al Guggenheim, unas guapas señoritas me preguntaron si podían sacarse un foto conmigo. A lo que, con mi habitual cortesía, accedí. Ahora bien, ¿quién coño pensarían estas tipas que soy? Se admiten sugerencias.