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viernes, 2 de octubre de 2009

Francés


Ayer viví mi primer día de francés. Fui preocupado, pensando que se me había olvidado todo lo aprendido el curso pasado. Angustia lógica, teniendo en cuenta que terminó en el mes de mayo. La profesora comenzó la clase presentándose, “je m´appelle Olga”, hasta que un chico situado a mi izquierda le preguntó si “iba a hablar todo el rato en francés”. Esas palabras fueron un bálsamo para mi angustiado cerebro. Estaba en la mejor compañía posible. Alguien capaz de preguntar al profesor de clases de francés si iba a hablar en ese idioma es alguien que contará siempre con mi simpatía. Me relaje hasta que la profesora pasó lista y el citado individuo no aparecía por ningún lado. “Ya decía yo”, dijo todo sonriente al descubrir que se había equivocado de lugar. Nunca sabré que hacia allí, que idioma estudiaba, ni si estaba matriculado o sólo se había refugiado en la clase porque fuera chispeaba. Sigo angustiado.

Un libro: "Las alas de la esfinge", de Andrea Camilleri
Una película: “Gigante”, de Adrian Biniez
Una canción: “Le meteque”, de Georges Moustaki

2 comentarios:

  1. no te preocupes, fugitivo zogortzaile.
    que hablen en el idioma que quieran, pero tu callado como una tumba.
    No abras la boca ni para bostezar
    Ese es el secreto del aprendizaje de un idioma

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  2. Y no hagas pira!!!! Te deseo tengas mejor suerte con el francés que con el euskera.

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