Estoy viviendo momentos de tensión. Ni en el trabajo puede uno vivir tranquilo. Estamos en obras y han colocado un andamio que cubre la fachada. Al otro lado de la ventana de mi despacho circulan hombretones con casco que me miran. He dejado de leer el periódico y hago como que pienso. Lo dejo también al descubrir que ellos no saben que hay gente a la que le pagan por pensar y que yo soy uno de esos afortunados. Tecleo el ordenador para que me vean ocupado. Y me faltan todavía cinco horas en la oficina. Menos mal que en media hora me voy a tomar café. Os podéis imaginar dónde me gustaría que se fueran ellos.
Te están silbando? Si vas al Apolo dale recuerdos a Carlos.
ResponderEliminarMuy bueno!. Eso te pasa por tener despacho. No te quejes....acaso preferirías ser viajante?con el catálogo de Avon bajo el brazo?. ¿Seguro que son obreros? a ver si van a ser inspectores de trabajo disfrazados. Tu sigue disimulando eh!
ResponderEliminar¿Inspectores de trabajo? Pues se camuflan muy bien e imitan fenomenal el acento rumano...
ResponderEliminaresa es tu cara de pensar?
ResponderEliminares mejor que teclees, si, que con esa pose estatica y taciturna no me extrañaria que los rumanos peguen fuego a la oficina
Aventurero, es muy duro. "Qué, ¿a trabajar?", me ha dicho uno hoy al entrar. ¡Qué cabrón!
ResponderEliminarPero si no das palo al agua Fugitivo! Casi trabajas menos que yo. Por qué no te pillas una baja con tu amigo el funcionario aventurero y venis a verme?
ResponderEliminarYo trabajo 24 horas al día, 365 días al año. En estos momentos trabajo sin parar para no quedarme dormido. Y me entra un solillo por la ventana...
ResponderEliminarya, creo que te llaman `Opencor´. Félix Díez Opencor
ResponderEliminar