El otro día, en una comida en un txoko, uno de los comensales contó el caso de una actriz que suele salir desnuda en sus películas y exige aparecer, hablemos con claridad, para entendernos, con las tetas y el chocho postizos. Claro, los espectadores no lo saben, pero parece ser que a ella le da tranquilidad. En un principio podríamos pensar que esta gente de la farándula está loca. Algo de ello hay, que duda cabe. Pero yo pregunto, ¿más que el resto de los mortales? Cada día estoy convencido de que a la mayoría de las personas que trato les falta un tornillo. Y me incluyo, por supuesto. Pero lo mío es sabido y se corrige con una adecuada medicación. Los peores son los, en apariencia, normales. Hay algunos de traca. Cómo no sé qué más contaros, termino con otra anécdota sobre cine y genitales femeninos. Hace unos años me explicó una persona que trabaja en montaje el trabajo extra que les había dado una conocida actriz española. El motivo, la depilación definitiva y total de sus partes más íntimas antes del rodaje de una película de época en la que tenía que salir desnuda. Se pasaron más de un mes añadiendo pelos digitalmente. Chascarrillos para que la mañana os resulte más llevadera.
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