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miércoles, 1 de diciembre de 2010

Mario Monicelli


Decía Pedro Almodóvar en el funeral de Luis García Berlanga que “si hubiera hecho cine en otra lengua, el mundo entero estaría hoy rendido ante su féretro”. Esas mismas palabras sirven para despedir a otro de los grandes nombres de la comedia europea y universal, Mario Monicelli. La cinematografía italiana de la posguerra dio algunas de las películas capitales de la historia del cine, títulos y creadores míticos que todos conocemos. Junto a ellos, un grupo de cineastas considerados menores hicieron grande la comedia italiana: Germi, Comenccini, Risi, Steno y el maestro Mario Monicelli, autor de un puñado de obras maestras, títulos inmortales como “Guardias y ladrones”, “La gran guerra”, “Rufufu” o “La armada Brancaleone”. Películas que contaban con algunos de los mejores actores y actrices que han existido, como Totó, Vittorio Gassman, Sofia Loren,  Nino Manfredi, Ugo Tognazzi, Marcello Mastroianni o Alberto Sordi. Ya lo decía Orson Welles: “Italia es un país de 40 millones de actores y todos buenos”. Dentro de 100 años se seguirá hablando de Fellini, Rossellini, Visconti o De Sica, pero seguro que también de Monicelli  y sus criaturas, divertidos retratos de una Italia popular y humana. El periodista Iñigo Domínguez es una de las personas que mejor conoce la comedia italiana. Tiene un blog imprescindible para entender un país atípico, capaz de dar al mundo lo mejor y no avergonzarse de tener un presidente como Berlusconi. Dominguez escribió ayer un sentido texto sobre Mario Monicelli titulado "Adiós, maestro" que quiero compartir con todos vosotros:
"Mario Monicelli se murió anoche. Se tiró por la ventana de un quinto piso del hospital de San Giovanni, en Roma, con 95 años. Se ha suicidado, igual que su padre, como había dicho que haría si veía que la vida ya no era vida. Ayer hacía una noche de perros en Roma. Llovía, hacía frío, pero que además Monicelli se tire por la ventana hace que sea realmente una histórica noche de mierda. Pero bueno, así era Monicelli, no se hacía muchas ilusiones de nada pero no era melodramático, sino extremadamente práctico, así que sabría lo que hace. Pocas veces he visto a alguien tan cáustico y visceral, tan lúcido sobre la vida, pero sin ser completamente destructivo, sino completo, considerando también el aspecto divertido. Era incisivo como un Ingmar Bergman pero que de todos modos hacía reír, cosa que está al alcance de muy pocos y que le agradeceremos eternamente. Deja una impresionante lista de obras maestras, que siempre estarán ahí para ayudarnos a vivir a los demás. En los diarios que tengo delante dicen que era el Balzac del cine. Es uno de los más grandes del cine mundial, y el último gigante del cine italiano que quedaba en pie. Otro rato quizá hablemos más de él. Por ahora, sólo este pequeño recuerdo. Yo me pondría de luto una semana, pero no creo que Monicelli le viera mucho sentido. Su obra es un himno a la ‘supercazzola’, palabra inventada y sin sentido que la panda de gamberros de ‘Amici Miei’ (1975) utiliza para hilar conversaciones absurdas y tomar el pelo a la gente. Es una de las películas con las que más me reí de pequeño y todavía me sigo riendo igual".

2 comentarios:

  1. Agradezco que el Aventurero haya recomendado a nuestro querido Fugitivo escribir una entrada sobre Monicelli. Supongo que la hubiera escrito igual. Me gusta, me gusta mucho cuando nos habla y nos educa sobre el cine.

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  2. Escaparamenti a la derecha2 de diciembre de 2010, 14:42

    ¿Amici Miei era esa película donde una de las diversiones que tenían era ir a un anden (imagino que de Termini) a repartir hostias a los que saludaban desde las ventanillas cuando el tren comenzaba a moverse?

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