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viernes, 30 de mayo de 2014

Barnes


Siempre supe que algún día leería un libro de Julian Barnes. Cuando ojeo en las librerías, aunque no compre, decido quiénes van a ser los elegidos. Barnes era uno de ellos. Antes me pasó con Modiano, Echenoz o Chirbes. La novela en cuestión se titula "El sentido de un final" y me ha resultado una experiencia de lo más gratificante. Mientras espero reencontrarme con el autor británico, he comenzado una novela de David Torres que se titula "Niños de tiza". Promete, por lo menos eso me ha parecido al leer las primeras páginas, las que transcurren entre las paradas Casco Viejo y Basauri en un viaje de metro. Por cierto, en el metro pasan cosas. El otro día coincidí con dos chavales, uno de unos 20 años y el otro de 16, más o menos, y comprobé que sí, que esta vez los jóvenes están decididos a cambiar el mundo. El más pequeño le dijo al mayor "sé cómo ganar mucho dinero". "Jugando a la Bolsa", añadió. La fórmula no convenció del todo al de 20 años y empezó a poner pegas. El más joven utilizó un argumento de peso: "mi primo gana mucho dinero con la Bolsa. Pones su nombre en google y aparece mogollón de veces". Siguieron contrastando opiniones hasta que llegué a la parada del Casco Viejo, el final de mi viaje. Los 10 minutos del trayecto desde Basauri habían servido para poner de acuerdo a los dos jóvenes: lo mejor era secuestrar al primo y lo primero que había que hacer era comprar una pistola. Verídico. Bendita juventud.

2 comentarios:

  1. Lo primero que hay que hacer es secuestrar a Montoro hasta las siguientes elecciones.

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  2. Reconforta encontrarse con jóvenes emprendedores.

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