Farsantes

El viernes me hubiera gustado ser Woody Allen y encontrarme dentro de una película. Coincidí con una amiga y después de intercambiar varias frases de cortesía me despedí con un "bueno, te dejo que me voy al cine". Mi amiga me preguntó, como es lógico, qué película iba a ver. "Ocho apellidos catalanes", le contesté. "Síiiii, yo esas películas no veo", me respondió toda ufana. Digo lo de Woody Allen para poder repetir delante de mi amiga la mítica escena de "Annie Hall" en la que un tipo, en la cola de un cine, no para de hablar de Marshall McLuhan. Woody, que está delante acompañado de Diane Keaton, no puede más y, como es el director de la película y puede hacer lo que le dé la gana, manda parar y hace entrar en plano al propio McLuhan, quien le espeta a la cara al petulante tipejo: "Usted no tiene ni idea de quién soy yo". No se a quién hubiera sacado para poner en su sitio a mi amiga, pero si sé lo que le hubiera hecho decir: "Mira, mona, no alardees que tú no vas a ver ni esa ni ninguna otra película porque tú no has ido al cine desde "Thelma y Louise"".  Estoy rodeado de farsantes.

Por cierto, el sábado volví al cine a ver "Mistress América", una simpática y espídica comedia de Noah Baumbach, y se dió una cirscunstancia cuanto menos curiosa: conocía a casi todos los que estában en la sala. Verídico. Tampoco es de extrañar si tenemos en cuenta que era la sesión de noche y en versión original. No, mi amiga la de "yo esas películas no veo" no estaba. Estaría poteando.

Hoy Woody Allen cumple 80 años. No digo nada para no parecerme al tipo de "Annie Hall". Solo una cosa, amo a Woody Allen.

"¿Por qué no dejo de destrozar mi vida buscando respuestas que jamás voy a encontrar, y me dedico a disfrutarla mientras dure?". Woody Allen