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miércoles, 27 de enero de 2016

Clasicismo


Ayer escribí sobre la importancia de llamarse Hansel. Podría haberlo hecho sobre la importancia de llamarse Calixto Bieito, flamante nuevo director artístico del teatro Arriaga. Me da que las autoridades vascas sienten fascinación por los artistas extremos, transgresores, más o menos lo opuesto a lo que ellos son. Deberían hacérselo mirar. En la otra acera a los Hansel y Bieito se encuentra Nanni Moretti. Me he acordado del cineasta italiano porque ayer ví en la Alhóndiga "Mia madre", su último trabajo, una película que habla de la pérdida de un ser querido con sencillez y hondura, un relato humano sobre hombres y mujeres reconocibles, despojado de cualquier adorno innecesario, sin ruidos que desvien la atención de lo que verdaderamente importa. Clasicismo, creo que se llama.

"Ese es el trabajo del director, encontrar un tono, un estilo adaptado a la historia que se cuenta cada vez. Yo he querido inducir, no he querido insistir o subrayar, no he querido detenerme demasiado en los momentos dolorosas ni lograr la emoción del espectador a la fuerza, a cualquier precio, buscar la conmoción. Sencillamente, he tratado de ser discreto, de contar esta historia con pudor". Nanni Moretti, sobre "Mia Madre".

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