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viernes, 12 de febrero de 2016

Ellas


Se me caía el alma al suelo ayer cuando veía a una Esperanza Aguirre desolada diciendo que no le constaba que hubiera financiación ilegal del PP madrileño. O cuando pienso en la imagen de Rita Barberá asomando media jeta entre las cortinas de una de las ventanas de su casa, temerosa ante el futuro que le aguarda. ¿Dónde está esa soberbia marca de la casa que hizo que mucha gente, demasiada, viera virtudes donde otros solo veíamos carencias? La falta de arrogancia en sus últimas comparecencias públicas significa que ya han empezado a interiorizar que la fiesta se acaba. Ahora tienen que asumir que están a dos telediarios de ser consideradas dos apestadas. Ahora me dan pena. Soy un sentimental...

Me ha venido a la memoria un artículo de Almudena Grandes en el que le decía a Pablo Iglesias que sus perspectivas mejorarían mucho "si recordara más a menudo que el arma secreta de los soberbios es la humildad". Espero que lo tenga en cuenta.

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