Crowdfunding solidario

El otro día quedé para comer con dos amigos y aproveché para dejar caer una de esas ideas peregrinas que de vez en cuando anidan en mi cerebro. Ví hueco y me vine arriba. El mayor de mis dos amigos no paraba de repetir que desde que se ha jubilado gana más. Estaba eufórico y quería pagar las rondas anteriores a la comida. "Ya pago yo, que desde que me he jubilado gano más", decía. Enseguida me dí cuenta de que mi amigo estaba equivocado. Gana unos euros más al mes, pero se olvida de que en la declaración de la renta le van a dar para el pelo. En resumen, que el neto es mayor, pero cuando Hacienda le pase la receta la situación va a ser radicalmente diferente. Al verle tan feliciano le planteé mi angustiosa situación laboral, el suplicio que me supone ir todos los días a la oficina. Me miraba con atención, culpabilizándose de ganar más desde que se ha jubilado, y ví que era mi momento. "Lo que podríamos hacer es que algunos pusiérais algo de dinero al mes para que yo no tenga que ir a la oficina para poder holgazanear", comenté sin levantar mucho la voz. "Yo pongo 300 euros al mes", respondió de manera automática. ¿Alguien más se anima? Tendré que darme prisa antes de que se dé cuenta de su error. Crowdfunding solidario, creo que se llama. Lo de mi amigo tiene otro nombre, pero mejor me callo.

"El dinero no da la felicidad, ciertamente; pero tampoco es un serio obstáculo": Josep Pla