Bilbao me mata

El sábado me dí una vuelta por Bilbao la Vieja, Marzana y San Francisco. En estos barrios se celebraba Hirian, un festival de música previo a la gran cita musical del año en Bilbao, el BBK Live. Para los que no conozcan  esta zona, son calles hasta hace no tanto marginales, olvidadas por los responsable municipales, y que en los últimos años han cogido protagonismo gracias, sobre todo, a una oferta comercial de corte alternativo, de hostelería principalmente. Bilbao, como cualquier ciudad europea, necesitaba su barrio hipster y multicultural, imprescindible en cualquier destino urbano que se precie. Todo muy bonito sino fuera porque un festival de música, unos bares de diseño y una legión de chicos y chicas vestidos a la última no esconde las carencias evidentes que tiene el barrio, convertido los fines de semana en una especie de parque de atracciones decadente para disfrute de bilbaínos de  bien con alma de malotes. Leo en la prensa que los vecinos se están cansando de tanto glamur, de tanto ajetreo, de tanto ruido y tanta suciedad, y alzan la voz para que se escuchen sus reivindicaciones más urgentes. Dicen que no quieren que su barrio se convierta en un pintoresco escenario para promover un modelo cultural basado en el ocio de consumo y en un reclamo para los turistas. Lo tienen crudo: el sábado parecía un decorado de "La la land" y que en cualquier momento todos los allí presentes nos íbamos a poner a cantar y bailar encantados de habernos conocido. Bilbao me mata.

"Vivo en un barrio de la ciudad tan apartado que el cartero me manda las cartas dirigidas a mí". Henry Youngman