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viernes, 28 de diciembre de 2018

No conozco normales


"Si mi mujer me deja no me importaría que se fuera contigo. Incluso me gustaría pasar la nochevieja con vosotros", me dijo un amigo el otro día. No recuerdo de qué hablábamos para llegar a semejante desenlace. Cómo es posible, os preguntaréis. Muy sencillo, no conozco normales. Todas las personas con las que me relaciono tienen alguna tara mental, además de las físicas, más evidentes. El día de Santo Tomás, del que hablé la semana pasada, quedé con un grupo de gente y me pasé el día preguntándome "por qué no conozco normales". Alguno, aunque solo sea por variar. Entre los que nos juntamos aquel día había un tipo que decía que tenía escritas 30 novelas, todas sin publicar. Otro nos hizo subir a 8 personas a su casa para darle una sorpresa a su mujer. Menos mal que la encontramos vestida. Estaba también el que aseguraba que había dejado de beber con un vermú en la mano. Igual se refería a beber agua. Y así hasta que me fui para casa. El de las 30 novelas adelantó algunos títulos: "Triste Teresa, valiente Victoria", "Carguero", "Campo de concentración", "Poker de naipes"... Lo que os decía, no conozco normales.

Esta es mi última entrada hasta el próximo año. No hace falta ser adivino para anticipar que vienen tiempos malos, difíciles, oscuros. Han sacado la cabeza, y medio cuerpo, y ya no se avergüenzan de ser unos miserables. Habrá que aguantar la embestida y organizarse para no retroceder a tiempos que creíamos olvidados. La vida sigue...

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