Se acerca la semana santa y los contagios disminuyen. El sistema funciona como un reloj suizo. Los disturbios de estos día en Barcelona han sacado a la luz a los jóvenes que escondemos debajo de la alfombra para no asustar a las visitas. Mientras nos cuentan lo que ocurre, nadie nos dice nada de los porqués. Los bienpensantes se echan las manos a la cabeza, aprovechan la jugada y a esperar a que escampe. Que escampa. Siempre escampa. El sistema funciona como un reloj suizo.
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