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jueves, 21 de enero de 2010

Un tal Munilla


Al final van a conseguir que me caiga bien el tal Munilla. ¿Quiénes? Los lumbreras de la prensa de Madrid. Leo a Rosa Montero indignada por las declaraciones del nuevo obispo de San Sebastián sobre Haití. A Carlos Boyero asegurar que no le caía del todo mal el personaje porque irritaba a tanto defensor del RH negativo. Y para rematar la faena, Elena Valenciano, portavoz de no se que del PSOE, diciendo que ya no sólo le parece desagradable físicamente el curilla sino también le resulta despreciable su pensamiento. ¡Y lo dice una mujer que comparte mesa con Pepiño Blanco! A lo que iba. Resulta que todo el clero guipuzcoano avisa que quieren enviar al norte a un troglodita y todos calladitos, dando a entender poco menos que el Munilla es un demócrata que va a luchar contra un grupo de curas con capucha en vez de sotana. Y ahora, indignación generalizada con el pensamiento del citado indiviudo. El problema no es sólo que aborrezcan todo lo que suene a nacionalismo vasco, la cuestión principal es que son vagos...por naturaleza, que diría Desmon. Qué les hubiera costado ir a las hemerotecas y leer lo que este hombre opina sobre las cuestiones más diversas. Ni el hecho de la unanimidad les hizo salir de su vagancia y preocuparse un mínimo por saber de qué se estaba hablando. Ellos, a lo suyo.

Un libro: “Las cartas sobre la mesa (Tres años como obispo de Palencia)”, de José Ignacio Munilla
Una película: "Un curita cañón", de Luis María Delgado
Una canción: "El Cristo de Palacagüina", de Carlos Mejia Godoy

1 comentario:

  1. No conozco a nadie de los que hablas Fugitivo, quitando a Desmon. La canción, eso sí, es buenísima!

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