El Pibín

No escribo porque soy incapaz de concentrarme. Lo digo porque me han preguntado varias personas por los motivos por los que llevo un mes sin publicar. Tampoco puedo leer. Ver series, el cine ni lo piso, y mirar la tablet ocupan la mayoría de mi tiempo de ocio. Y hacer crucigramas y cuidar mis plantas, signo inequívoco de deterioro. Mi desorientación está motivada por mi decisión de dejar de tomar por las mañanas mi pastillita para ser persona. Desde que he prescindido de ella he vuelto a la dispersión y el retraimiento que me caracterizan. No estoy ni peor ni mejor, simplemente estoy. Los días se hacen largos y los años pasan volando. En el camino hay gente que desaparece, como mi amigo Patxi, una de las dos personas que ponía comentarios en este blog con el nombre de El Pibín. Se ha ido demasiado pronto a cantarles las cuarenta a los malos del más allá. Lo ha hecho con la mala leche intacta, acrecentada por estos años de furia que nos ha tocado vivir. En su memoria escribo estas líneas y para que la tierra le sea leve os voy a contar una anécdota que me ocurrió ayer. Estaba en el metro camino de casa y una chica de unos cuarenta años sentada a mi lado hablaba por teléfono con una amiga, una tal Luisa, a la que intentaba convencer de que era la persona idónea para un trabajo que le habían ofrecido. Luisa no las tenía todas consigo y mi compañera de asiento insistía. Lo hacía sin levantar la voz, tranquilamente, hasta que las negativa reiteradas de su interlocutora le hicieron perder los nervios y gritar, "¡cómo no vas a ser tú capaz de hacer ese trabajo, sí Mariano Rajoy es presidente del gobierno!". Hasta siempre Patxi, yo me quedo aquí aguantando hijosdeputa......

"A los países los salvan las personas de a pie, no los gobiernos". Eduardo Sacheri