Sesenta minutos más de "Twin Peaks" y me da que la vacuidad se va a imponer a la originalidad. ¿A quién se dirige David Lynch con estos nuevos capítulos? Me lo preguntaba ayer mientras veía la segunda entrega de la tercera temporada, un cúmulo de escenas gratuitas, más cerca de una performance o de una creación de video arte de un artista de pacotilla que de un autor consagrado. Si en el primer capítulo perdonabas las bromas, muy pesadas pero marginales, en la continuación Lynch recurre a artillería pesada, de aburrida, y se convierte en un pésimo imitador de si mismo, confundiendo transgresión con banalidad, y dejando a sus criaturas a la deriva. No esperaba con entusiasmo esta vuelta al pasado, pero tampoco pensaba encontrarme con un mago al que se le adivinan todos los trucos. De la genialidad a la calamidad a veces solo hay un paso. Vamos a morir solos.
"El hombre que no puede visualizar un caballo al galope sobre un tomate es un idiota". André Breton
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