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martes, 30 de mayo de 2017

Twin Peaks


Ayer, por fín, me atreví con el primer capítulo de la tercera temporada de "Twin Peaks". Aunque David Lynch se pasa de bromista, hay momentos en los que a gusto le pegarías un par de hostias, hay otros en los que lo que ves te atrapa, te inquieta y te seduce y el resultado final hace que el cuerpo te pida más. Lynch es así, lo tomas o lo dejas, pero si el cuerpo pide más, la cabeza me dice que "Twin Peaks" sería mucho mejor si su creador se olvidara de ser tan especial, tan esquinado. Una quimera, por otra parte, por lo que no queda otra que aceptar su juego y dejarse llevar, viajar de su mano hacia mundos extraños, habitados por gente inusual. Escenas con vida propia, más cerca del sueño que de la realidad, que no tienen ninguna relación con la anterior ni con la siguiente, un puzzle que nunca llegaremos a completar. Imágenes insólitas que producen perplejidad, cabreo, inquietud y también desasosiego y fascinación. Un desafío para gente curtida en el cine de autor. Otras sensibilidades, abstenerse.

"El cine es una investigación sobre nuestras vidas. Sobre lo que somos. Sobre nuestras responsabilidades, si las hay. Sobre lo que estamos buscando. ¿Por qué querría yo hacer una película sobre algo que ya conozco y entiendo?". John Cassavetes

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