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lunes, 19 de junio de 2017

La Suiza de la península


"No te quejes de que lleven eventos a Bilbao la Vieja, Marzana y San Francisco, así no nos los ponen debajo de casa", me comentó el otro día una amigo y vecino del Casco Viejo de Bilbao. Y añadió: "Todos los días tengo a alguien metiendo ruido cerca de casa, siempre hay una excusa, que si mercados, procesiones, obras, gente fuera de los bares gritando como si no hubiera un mañana, manifestaciones o celebraciones varias". Vivimos rodeados de un ruido ensordecedor y nos hemos acostumbrado a que sea lo normal. Somos un país, el vasco, que antepone la fiesta al descanso de la gente, una característica común con otros pueblos de los que renegamos habitualmente y con los que nos une más de lo que creemos. Una situación que me recuerda a una frase del humorista Quequé sobre Jordi Pujol: "Para no querer ser españoles, los Pujol roban como si lo fueran".  Y la segunda quincena de agosto, coincidiendo con la Aste Nagusia, me tendré que ir de casa en busca de descanso y tranquilidad. Vivir en algunas zonas de Bilbao debería desgravar. La Suiza de la península, dicen...

"Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura". Eugène Ionesco

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