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viernes, 15 de septiembre de 2017
Películas tristres
Dentro de una semana me voy a Donostia al Zinemaldia a ver películas tristes. La felicidad de estar con amigos, en una ciudad casi perfecta, donde se come de maravilla, va desapareciendo según la sección oficial avanza, y es que la tristeza es el nexo de unión de la mayoría de las películas que se exhiben. Algunos años, durante el festival, iba a oxigenarme a las antiguas multisalas del mercado de La Bretxa donde se programaba el cine más comercial de la cartelera. Después de ver una comedieta de Hugh Grant, por ejemplo, me podía enfrentar de nuevo a ver lo mal que lo pasan los parias de la tierra. O los privilegiados de este mundo, llenos de torturas interiores que les amargan la existencia. En la edición de este año se ha colado una comedia, aunque no dentro de la sección oficial. De todas formas, ayer un amigo distribuidor que ya la ha visto me dijo que "no está mal pero le falta humor". Una comedia sin humor. Ya me parecía a mi...
"En efecto, Marilyn Monroe es impuntual y problemática y nunca se sabe los diálogos. Por el contrario, mi tía Minnie siempre llegaría a su hora, memorizaría los diálogos al dedillo y nunca daría problemas en un rodaje, pero ¿iba a pagar alguien por ver a mi tía Minnie?". Billy Wilder
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