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viernes, 17 de noviembre de 2017

Una sonrisa cautivadora


Nunca he sido un admirador de los líderes bolivarianos. Tanto Chávez como Maduro me han parecido unos histriones, muy teatreros, con una exagerada puesta en escena indigerible para un burgués bienpensante europeo como yo. Mi animadversión puede estar motivada por mi desconocimiento de la realidad latinoamericana en general y venezolana en particular. Y por esa forma de ser exhuberante que choca frontalmente con mi timidez. Lo digo porque el pasado domingo, en la entrevista que Jordi Évole le hizo a Nicolás Maduro, la figura del presidente de Venezuela me resultó irresistible. Una presencia poderosa que empequeñeció a Évole hasta convertirlo en una especie de petimetre insignificante. Demostró sentido del humor ante las impertinencias lógicas del entrevistador y, con una sonrisa cautivadora, calló cuando la situación lo requería, sin dudar en ningún momento a pesar de la evidente incomodidad vivida durante algunas partes de la entrevista. Además, no dijo ninguna tontería, algo que valoro en estos tiempos de insustancialidad generalizada. Espero ansioso la cita del próximo domingo: "Más Maduro". Creo que me he enamorado.

"No sería extraño que en Marte haya habido civilización, pero a lo mejor llegó allá el capitalismo, llegó el imperialismo y acabó con ese planeta". Hugo Chávez

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