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viernes, 10 de julio de 2020
Adolfo & Kubrick
Ayer volví al Kubrick, mi segunda casa, un bar situado en un lugar privilegiado de Bilbao, con vistas a la Ría, al Arenal y al Teatro Arriaga. Mientras la mayoría de la hostelería las está pasando canutas, este garito de la calle Villarías, llamado El Garitazo antes de adoptar definitivamente el nombre del director de "Espartaco", vive uno de su mejores momentos desde su apertura hace 10 años. La clave, su propietario, mi amigo Adolfo. He hablado de él en este diario en numerosas ocasiones, en algunas de ellas mis palabras le han enfadado, pero enseguida se le olvida. Un tipo que tras una exitosa carrera en el mundo de la publicidad lo dejó todo y le dio por abrir un bar en un sitio que parecía tóxico para todo el mundo, donde acababan de cerrar un restaurante, menos para él. Es el lugar perfecto, me dijo la primera vez que me habló de su proyecto de bar. Ahora, como buenos capitanes a posteriori, todos lo sabíamos, no había un enclave mejor en todo Bilbao. Empezó titubeante en un mundo que le era ajeno y ha acabado siendo un referente. El mejor bar de Bilbao está en la calle Villarías, esquina Ripa. Si todo lo anterior os parece poco para acercaros al Kubrick, trabaja la mejor camarera que conozco, Paula. Pura vida.
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