Seguidores

jueves, 1 de marzo de 2018

La vida sin mi


La nieve nos retrotrae a la infancia, por lo menos en Bilbao, donde la simple caída de copos de nieve es un acontecimiento que no sabes cuándo se va a volver a repetir. Hoy, después de la gran nevada de ayer, el termómetro marca 18 grados, una locura si pensamos que ayer a esta hora era de -2. Es bonito ver las calles todas cubiertas por la nieve, si no fuera por los problemas que conlleva. Por ejemplo, el día se me hizo eterno y es que no pude salir porque tuve que estar con mi hija, el bus que le lleva al centro donde pasa parte del día no había podido llegar a su destino. Desde las 6 de la mañana mirando por la ventana como nevaba, había que verlo no fuera que parara, me llevó a adelantar mis actos más cotidianos. El crucigrama que hago todos los días por la tarde lo resolví con mi pericia habitual por la mañana. También comí antes de lo normal, a las 12,30 horas, y la siesta que todos los días me echo a eso de las 5 de la tarde la adelanté a la 1 del mediodía. A las 4 de la tarde, que es cuando llego a casa después de trabajar, ya tenía el día hecho. Y me entró un agobio insoportable, me dí cuenta de que mi vida se reduce a trabajar, comer, crucigrama, siesta y poco más. Una montaña rusa de experiencias y emociones. La vida sin mi.

"La vida es un juego de probabilidades terribles; si fuera una apuesta no intervendrías en ella". Tom Stoopard

1 comentario: